- Eduardo de la Isla Reyes
¿Qué estamos presenciando?
Una caída inminente.
Los mercados van en picada y hasta ahora no se ve ni una pizca de luz al final del túnel que indique el alza de los mercados. Los bancos centrales continúan recortando sus tasas de interés intentando dar un último impulso a la economía sin resultado alguno, aunque esto no podrá seguir indefinidamente ya que una vez que se llegue al 0%, ya no habrá nada más que puedan hacer.
Por primera vez desde ese no tan lejano 2008 presenciamos un desplome del mercado del 15% en solamente una semana. Pero esto apenas empieza y aún no hemos visto lo peor, estamos ante algo sin precedentes, algo que aunque no fue causado por el brote de COVID-19 (también conocido como Coronavirus) ni por la caída de los precios del petróleo (provocada por la guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudita), sí que fue acelerado por éstos.

A principios de año se dio a conocer la aparición de un nuevo virus en Wuhan, China, que si bien al principio no acaparó los medios, comenzó a recibir mayor atención una vez que se dieron cuenta de su nivel de propagación y los estragos que podía llegar a causar. Era muy difícil imaginarse la gravedad del impacto que generaría en todos los ámbitos de nuestras vidas.
No fue sino hasta que se dieron los primeros contagios fuera de la China continental que apareció la preocupación en los mercados internacionales. Lo único que se conocía sobre este desconocido virus, era su similitud con el SARS (síndrome respiratorio agudo grave), una enfermedad respiratoria muy contagiosa que causó alrededor de 800 muertes a nivel global antes de la contención de su propagación en 2004.
Los académicos Annelies Wilder-Smith, Calvin J Chiew y Vernon J Lee señalan que existen “similitudes notables” entre los coronavirus del SARS y del COVID-19. Y, aunque hay una identidad del 86% en sus genomas, el 14% restante los diferencia a éstos así como a sus tasas de mortalidad. La del COVID-19 supera por mucho a la del SARS, lo cual ha cundido el pánico entre la población, provocando compras masivas para la preparación de la cuarentena.

Aunado a esto hubo un desplome en los precios del petróleo. Esto ha aumentado la incertidumbre sobre lo que nos depara el futuro a nosotros y a todo el mundo. La causa del desplome fue el desacuerdo que hubo entre la OPEP y Rusia sobre la escasez de demanda del recurso ante el auge del COVID-19, ya que la tendencia es la disminución de importaciones y exportaciones como medida de protección para reducir el riesgo de propagación y contagio, a lo que Arabia Saudita respondió con una alza en su producción, tumbando así los precios de la mezcla mexicana a 14.54 dólares por barril.
¿El sistema es sólido?
La respuesta rápida es un no y el sustento a esta respuesta es que con el paso del tiempo hemos tenido un significante incremento en los valores de las empresas sin fundamentos que nos lleva a la conclusión de que éstas están sobrevaloradas muy por encima de su valor real.
La economía americana ha estado creciendo de forma exponencial los últimos años. Esto se debe a que el mercado se endeudó excesivamente a través de las bajas tasas de interés que se estuvieron manejando en Estados Unidos, así que si en un supuesto, le piden a las empresas que paguen el total de sus deudas, lo más probable es que no tengan la liquidez necesaria para poder realizar los pagos correspondientes. A eso se deben algunas de las reacciones de los inversionistas ante la decisión de la FED de efectuar recortes. Ellos sabían que algo estaba pasando, porque desde 2008 no se habían recortado las tasas y actualmente estamos en medio de una crisis de liquidez, generada por la incapacidad de pago de las empresas por sobre endeudamiento.

¿Esto a dónde nos lleva...?
Nos lleva hacía un panorama desconocido ya que los estímulos fiscales y políticas monetarias no han logrado calmar los mercados, ni si quiera los han mantenido estables, solo caen. Esto ha causado la pérdida de trillones de dólares a nivel mundial y ante una caída de este tamaño solo podemos esperar el momento adecuado para salir en búsqueda de buenas ofertas que llamen nuestra atención, debido a que se espera que varias empresas estarán por debajo de su valor real y esto puede ser una buena oferta, al igual podemos esperar la quiebra de grandes empresas que hemos visto crecer en los últimos años. Es un panorama complicado pero que sin duda debemos de superar si sabemos actuar en los momentos que son necesarios.
* Este artículo se realizo con la ayuda y colaboración de Mauricio Aguilar Rosales.